Finalmente, he probado Mountain. Juego ya más bien conocido como “el juego de la montaña que no puedes hacer nada”, “el fondo de pantalla interactivo”, “eso no es un videojuego”, entre otras cosas. Le di el beneficio de la duda porque tan solo era un euro, sin saber que era lo que me iba ofrecer exactamente, salvo algo relacionado con montañas. Tanto revuelo por un simple juego de un euro, causó bastante atención en mí y finalmente, tras unas pocas horas, creo que puedo hablar de lo que intenta ofrecer Mountain.
Las cosas por las que se conoce a Mountain, son totalmente ciertas, no es un videojuego, no tiene nada que nos haga pensar que es un videojuego, empezando por los pilares básicos de un videojuego, ¿podemos controlar algo? No. ¿Hay algún fin? No. ¿Podemos interactuar? No, solo podemos mover la cámara y ver la montaña desde otro ángulo. Por lo cual, yo me aventuro a decir, que la primera premisa de Mountain que se nos ofrece, que es la de un videojuego, es totalmente FALSA. Es decir, el juego se vende a si mismo como “eres una montaña, eres dios” y la sensación que nos da inicialmente es la de “eres un pringado que ha pagado un euro, eres idiota”, pero si asumimos que no estamos ante un videojuego, la cosa cambia.
Es erróneo tildar a Mountain de videojuego, aunque todos lo estemos haciendo. Muchos ya se han aventurado a poner la voz en el cielo sobre que estamos ante un cambio, ¡los juegos indie lo han vuelto a hacer! (sí, ¡son aún más gafapasters!). Pero si tuviera que ver esta obra como un videojuego, creo que jamás hubiera tenido ni siquiera el valor de escribir este texto, pues solo habría dicho barbaridades sin sentido y me habría sentido muy ofendido de que me cobrasen un euro por una insensatez de montaña que crece sola y puedes mover. Hay que ver un poco más allá, y ver que aunque el creador tal vez quisiera ofrecernos un videojuego, nos ha acabado ofreciendo, por llamarlo de algún modo, una especie de “experiencia”.
¿Y si le estamos dando un euro al creador de Mountain para que su montaña nos inspire? ¿Y si la montaña somos nosotros, reflejando nuestros días turbios, nuestros días felices y nuestros días neutros? ¿Y si las frases que dice la montaña, nos hacen ver las cosas de otro modo o nos hacen sentirnos más acompañados detrás del monitor? ¿Y si lo que queremos es ver un paisaje en nuestro cuartucho en plena ciudad porque en nuestra ventana no hay más que vecinos? ¿Y si nos quitamos los prejuicios y dejamos de achacar a cualquier cosa el nombre de videojuego y miramos más allá?
Mountain nos ofrece muchas posibilidades, pues con el objetivo de ser algo con lo que íbamos a jugar, ha acabado siendo un fenómeno de masas con muchos fans y muchos haters. Pero en realidad, solo tenía un objetivo, y estoy seguro de que el autor, solo quería invitarnos a reflexionar un poco, a ver nuestra montaña y decir “este soy yo”, y ver como algo tan simple como una montaña, pudiera ser una expresión de nosotros mismos. Yo ya he visto lo que me puede ofrecer Mountain, ¿cuándo lo vas a intentar tú?
